Las cicatrices que dejó la invasión del ejército de los Estados Unidos a Panamá un 20 de diciembre 1989, que se cumplen 35 años de esta acción militar, todavía se mantienen.
El impresionante bombardeo contra el Cuartel Central de las desaparecidas Fuerzas de Defensa fue atroz.
Como una semana después del 20 de diciembre, y ya actuando como mandatario, el jurista Guillermo Endara Galimany, acompañado por los vicepresidentes Guillermo Ford y Ricardo Arias Calderón, nómina presidencial que participó en las elecciones de 1989, fueron anuladas por el régimen del ‘exhombre fuerte’ de Panamá, el General Manuel Antonio Noriega, que convocó a un acto frente al Cuartel Central.
El acto consintió en derribar el muro de concreto sólido que protegía a esta instalación de las Fuerzas de Defensa.
Así como los alemanes derribaron a punta de mazos el muro de Berlín, de la Alemania comunista, igual hicieron los tres políticos opositores a Noriega, simbolizando la entrada a la era democrática.
Estas imágenes dieron la vuelta al mundo. Panamá estuvo en un régimen militar de 21 años, siendo los últimos años bajo el dominio del ex General Noriega y su Estado Mayor.
Fue asombroso y de un fuerte impacto cuando se nos permitió a los periodistas efectuar un recorrido a lo interno del Cuartel Central, y ver los destrozos de las bombas y artillería del ejército de los Estados Unidos contra estas instalaciones.
Vehículos chamuscados, por las potentes bombas, se observaban en el patio.
Fue una destrucción completa del Cuartel Central. Al llegar a las oficinas del que fuera el despacho del ex hombre fuerte, era solo escombro y destrucción, solo sé que sin afectaciones se mantuvo el pupitre y algunas sillas.
El barrio de El Chorrillo, cercano al Cuartel Central, resultó afectado por los ataques a las instalaciones de las Fuerzas de Defensas; se observaban a distancia las llamas y un humo color gris oscuro producto de las bombas que consumió los viejos caserones de madera.
En medio de esta planificada invasión a Panamá se captura al ex General Noriega, luego de refugiarse en la sede de la Nunciatura del Vaticano.
Cómo testigo de estos históricos acontecimientos hoy los narramos.
Fuente: Metro Libre