Fuente: PanamaOn
A las 6:00 a.m. de este jueves 20 de diciembre en el Jardín de Paz comenzaron los actos para recordar a los muertos, desaparecidos y heridos de la invasión.Como se recordará, Estados Unidos invadió el país con la intención de capturar al dictador Manuel Antonio Noriega.
La cifra real de víctimas se ignora hasta el momento. La canciller destacó que el país merece esta información para avanzar en su reconciliación y sanación.
Por su parte, el presidente Juan Carlos Varela escribió el siguiente mensaje en su Twitter:
“Hace 29 años, un #20deDiciembre, Panamá vivió el momento más triste de su historia debido a malas decisiones políticas. Debemos defender siempre nuestra democracia y evitar las acciones que causaron ese trágico evento, para que el luto vivido no se repita jamás”.
En redes sociales, los panameños recordaron lo sucedido en la fecha que es una herida histórica para el país:
El pasado 16 de noviembre y tras cumplirse 29 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó a ese país por estos hechos y exigió que repare económicamente a las víctimas de dicha intervención militar.
Tres aspectos contempla el fallo de la CIDH: que EE.UU. adopte las medidas de compensación económica y satisfacción y que cree, a la brevedad, un mecanismo especial por iniciativa propia e independiente de las iniciativas que pudiese tomar el Estado panameño.
También, le exigen a ese país que inicie una investigación de manera diligente, efectiva y dentro de un plazo razonable para esclarecer plenamente los hechos de forma completa, así como disponer las medidas de atención en salud física y mental necesarias para la rehabilitación de las víctimas.
Dr. Eduardo Flores Castro /Rector de la Universidad de Panamá:
A 29 años de la Invasión.
El 20 de diciembre de 1989 el ejército más poderoso de la tierra invadió Panamá. Dos generaciones después, en sólo 30 años, desconocen, conocen poco o tienen poco o ningún interés por saber sobre este dramático hecho.
Después de la firma de los Tratados Torrijos-Carter, estaba previsto que nuestro país retornara a la democracia. Pero esto no ocurrió. Repentinamente Omar Torrijos muere en un “accidente”. Los militares de nueva generación decidieron permanecer en el poder. Los opositores al régimen, con un alto poder de convocatoria y con apoyo internacional, articularon un movimiento insurreccional sin precedentes.
Al desconocer el repliegue, los susodichos militares, protegidos por agencias estadounidenses, establecieron una férrea y arrogante dictadura. Creando de esta manera el pretexto para la invasión a Panamá por aire, mar y tierra.
Aún hay muchos panameños que justifican la invasión con razonamientos del tipo: -“Noriega le declaró la guerra a Estados Unidos”-. Otros, los menos, desde una perspectiva ética, señalan: -“Nunca hubo razones lógicas para semejante atrocidad”-.
Lo cierto es que cayeron bombas del cielo, muchas bombas. Que hubo muertos, muchos muertos y heridos. Y que las secuelas psicosociales aún no han sido de forma serena y desapasionada cuantificadas.
Sobre estos traumáticos hechos, se han escrito libros, literatura, testimonios de víctimas, crónicas, revistas y otras publicaciones que reposan tragados por el polvo de la apatía en los escaparates de las bibliotecas. Incluso, se habla poco en las aulas de clases de estos temas. Tal vez no entiendan que cubrir con un velo el pasado enceguece el porvenir.