Familia esperó más de 35 años por los restos de Alejandro

Familia esperó más de 35 años por los restos de Alejandro

La familia Hubbard Torrero finalmente ha recibido los restos de Alejandro Antonio Hubbard Torrero, una de las víctimas de la invasión de Estados Unidos a Panamá en 1989.

Los restos de Alejandro, quien tenía 24 años y era estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Panamá cuando desapareció, fueron entregados en un acto realizado en la Morgue Judicial de Ancón, tras más de 35 años de espera.

La familia, que vio por última vez a Alejandro el 19 de diciembre de 1989, trasladará sus restos a la provincia de Coclé, donde le rendirán un merecido homenaje y le darán sepultura.

Es importante destacar que en enero de este año se confirmó que los restos de Alejandro fueron identificados en la fosa 90 BIS del Cementerio Jardín de Paz.

Según el Ministerio Público (MP), los restos fueron identificados mediante la comparación de los perfiles de ADN obtenidos de muestras referenciales de sus familiares, madre y hermano, en el Laboratorio de Genética Forense de la Fundación de Antropología Forense de Guatemala.

El MP también informó que los restos fueron exhumados de la sepultura N°68 en junio de 2020, y según el Informe de Exploración Arqueológica, se encontraban bajo la lápida de otra víctima.

La invasión

El 20 de diciembre de 1989, Estados Unidos movilizó a 26.000 soldados y empleó armamento de última generación para capturar al dictador Manuel Antonio Noriega (1934-2017).

¿Cuántos panameños murieron el 20 de diciembre de 1989? Esta sigue siendo una pregunta sin respuesta clara para muchos panameños. Los documentos oficiales de Estados Unidos reportan 516 muertos durante la invasión, de los cuales 314 eran militares, mientras que la gran mayoría de las víctimas fueron panameñas. En Panamá, se estima extraoficialmente que entre 500 y 4.000 civiles perdieron la vida.

Tras este trágico suceso, el 20 de diciembre fue declarado día de duelo nacional, un recordatorio de los efectos devastadores del conflicto. La sociedad panameña sigue reflexionando sobre este evento, que no solo puso fin a una dictadura, sino que también dejó profundas cicatrices y valiosas lecciones sobre democracia, soberanía y memoria colectiva.

Fuente: El Siglo