EFE – PANAMÁ 18/12/2019, 10:02 AM
Ana Mengotti
Miami, 18 dic (EFE).- La ‘semilla’ de la operación militar lanzada por Estados Unidos hace 30 años en Panamá para derrocar al dictador Manuel Antonio Noriega fue sembrada en Miami por el exilio panameño, el senador demócrata Lawton Chiles y el líder anticastrista Jorge Mas Canosa, según el hombre que los juntó.
A sus 89 años y a punto de cumplirse 30 años del inicio de la ‘Operación Causa Justa’, el abogado estadounidense Sylvan ‘Sonny’ Holtzman ha roto su silencio sobre las ‘conversaciones iniciales’ que tuvieron lugar en Miami a comienzos de los años 80 con el propósito de ‘restablecer la democracia en Panamá’.
‘Es una historia que necesitaba ser contada’, dice Holtzman en una entrevista con Efe, en la que reconoce que el hecho de que el 20 de diciembre se cumpla un aniversario redondo de la operación que logró la ‘liberación’ de Panamá también ha influido.
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En su decisión de hablar también ha pesado que los principales protagonistas de aquellos esfuerzos, Chiles, Mas Canosa y el banquero panameño radicado en EE.UU. Carlos Rodríguez, fallecieron hace tiempo.
Recordar ‘aquellas conversaciones de amigos’ en Miami y en lo que derivaron es mostrar ‘un caso de éxito de restablecimiento de la democracia en un país extranjero con la ayuda de Estados Unidos’, posiblemente ‘el único’, señala con orgullo.
A su juicio, conocer cómo actuaron los exiliados panameños puede ser útil para otras comunidades latinoamericanas que miran a Estados Unidos en busca de ayuda para un cambio hacia la democracia en sus países que les permita retornar.
‘Quizás esto puede ayudar’ a buscar soluciones en América Latina, donde hay ‘tantas crisis’, dice sin mencionar un país concreto.
Florida es hoy un refugio para numerosos exiliados no solo cubanos, sino nicaragüenses y venezolanos.
Algunos sectores del exilio venezolano han exhortado al Gobierno de Estados Unidos, que no reconoce a Nicolás Maduro y apoya a Juan Guaidó como mandatario interino, que intervenga en su país.
Cuando se le pregunta a Holtzman si hoy sería posible una operación en otro país de América como la desatada contra Noriega, que estuvo precedida de una resolución de republicanos y demócratas en el Congreso en favor de la democracia en Panamá, responde que sería mucho más difícil, porque hoy Estados Unidos está ‘dividido’.
Básicamente la función de este abogado y cabildero demócrata fue poner a la comunidad de panameños que se habían exiliado en Miami debido a la dictadura de Noriega, representados por Carlos Rodríguez, en contacto con el senador demócrata y luego gobernador de Florida Lawton Chiles.
Holtzman, que formaba parte de la junta del Dadeland National Bank, del que Rodríguez era presidente, hizo que también se incorporara a la conversación Jorge Mas Canosa, el influyente líder de la Fundación Cubano Americana, cercano al Partido Republicano.
Mas Canosa, que representaba a una comunidad de exiliados, la cubana, que tenía lazos importantes en el Congreso, fue un factor importante para lograr que aquello que se puso en marcha en Miami fuera avanzando en Washington hasta cumplir su objetivo, subrayó.
Aunque tuvieron que pasar cinco ó seis años para que la Casa Blanca, con George H.W. Bush como presidente desde hacía solo unos meses, enviase sus tropas a Panamá, el proceso fue ‘relativamente corto’ para los tiempos de la política, dice Holtzman, que no solo no se arrepiente de lo que hizo sino que cree que los resultados indican que mereció la pena el esfuerzo.
Más de 26.000 soldados estadounidenses, con el apoyo de helicópteros, aviones de combate, tanques e incluso cazas furtivos, atacaron Panamá poco antes de que se iniciara el 20 de diciembre de 1989.
El general Noriega, que buscó refugio en la Nunciatura apostólica, se entregó a las fuerzas estadounidenses el 3 de enero de 1990 y un gobierno transitorio se hizo cargo del país.
Aproximadamente 400 panameños y 23 soldados estadounidenses murieron en la Operación Causa Justa.
Holtzman dice que casi siempre hay que pagar un precio en vidas humanas por la libertad y la democracia y pone como ejemplo la revolución que llevó a la independencia de Estados Unidos.
Cuando se le pregunta que pesó más en la decisión de lanzar la operación, si devolver la democracia a los panameños o el hecho de que Noriega, que antes de ser dictador había colaborado con la CIA, fuera un narcotraficante, responde sin dudar que fue lo primero.
‘Lo de la droga’ fue suplementario y, además, ‘el restablecimiento del sistema democrático’ ayudó a resolver ese problema ‘de la mejor manera’.
Tanto Holtzman como Chiles, en este caso a título póstumo, pues falleció en 1998, fueron galardonados en el año 2000 con la Orden de Vasco Núñez de Balboa, el más alto honor que otorga Panamá a un no ciudadano de ese país, por ‘sus contribuciones a la restauración de la democracia’.
El abogado de Miami dice que nunca conoció a Noriega y que su única motivación fue ayudar a sus amigos panameños exiliados a lograr que Panamá recuperase su democracia.
Además de ser el lugar donde se plantó la semilla de su derrocamiento, Miami fue también el lugar donde en 1992 el hombre fuerte panameño fue juzgado y condenado por tráfico de drogas y lavado de dinero a 40 años de cárcel, pena luego reducida a 30 años.
Noriega, que también estuvo preso en Francia y en su propio país, murió en Panamá en 2017. EFE