La exhumación programada para mañana, 30 de noviembre, son los restos de una persona desconocida, pero sepultada bajo el nombre de «Gilke Boris Ayarza en el Cementerio Jardín de Paz.
Este descubrimiento surge a raíz de nuevas evidencias de la Comisión 20 de Diciembre de 1989, desafiando las declaraciones oficiales de la época sobre la supuesta muerte de Gilke Boris Ayarza durante la invasión militar de EE.UU. a Panamá en 1989.
Lo más sorprendente es que, según la Procuraduría General de la Nación, el individuo cuyo nombre figura en la lápida está vivo y reside en la actualidad en Tocumen, Santa Eduviges. Este individuo, conocido con el apodo de “Borinqueño”, se mostró consternado al enterarse de la existencia de una lápida con su nombre y de la declaración de su supuesta muerte durante la invasión.
Las declaraciones de familiares y vecinos corroboran la vida de Boris, desmintiendo su fallecimiento durante la invasión. Su padre relató que Boris resultó herido en el incidente y fue llevado al hospital Santo Tomás, donde permaneció varios días ayudando a los heridos y los fallecidos.
Este descubrimiento cuestiona la identidad de los restos enterrados bajo el nombre de Gilke Boris Ayarza y destaca la necesidad urgente de una identificación científica precisa.
Además, la Comisión 20 de diciembre de 1989 está colaborando con la Sección de Descarga de la Procuraduría General de la Nación para resolver 23 casos de personas desaparecidas y 10 cuerpos no identificados durante la invasión. Hasta la fecha, se ha avanzado significativamente en la exhumación de restos en cementerios específicos, con un progreso del 80% en el análisis multidisciplinario realizado por el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses, aunque los estudios genéticos están en sus fases iniciales.
Se insta al público a proporcionar información que pueda contribuir a la identificación de las víctimas de la invasión comunicándose con las autoridades pertinentes o a través de los canales de contacto proporcionados por la Comisión 20 de diciembre de 1989.
Este inesperado giro en la identificación de las víctimas de la invasión militar de EE.UU. a Panamá en 1989 subraya la importancia de una investigación minuciosa y precisa para honrar la memoria de aquellos afectados por este suceso histórico.
Fuente: La Crítica